«Quien gana, pierde» 

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Andan la izquierda supremacista (pleonasmo) y la derecha inocente (siempre tan alegre, siempre tan optimista) bailando por sevillanas de Badalona ante lo que consideran (una y otra) magníficos (para ellas) resultados de las Elecciones catalanas. El motivo, repetido hasta la saciedad por medios y tertulias de izquierda y derecha (esto último es un decir), la caída de votos del independentismo que, ingenuamente, les lleva a concluir que el llamado proceso (separatista, claro) está muerto.

Si se hubieran caído el domingo de la hoja de un calendario no serían más ingenuos. Es verdad que, sumando números de manera fría, y dando por sentado que el PSC, que ni siquiera se llama PSOE, es un partido constitucionalista, las formaciones supuestamente no independentistas alcanzan más escaños que las realmente independentistas. Pero en política, como en el periodismo, y más aún en el análisis, no se trata de sumar, y no es un chiste, sino de ver las cosas con cierta distancia, y es precisamente ésta, la distancia entre unos y otros, la que conforma un escenario que, pese a parecer diabólico, igual es mucho más sencillo y, aunque tarde, se resuelve de una manera más elemental.

«Quien gana, pierde» 

Hagamos números. La primera y más fácil componenda sería una repetición literal del pacto de investidura, obviando incluso a algunas formaciones. De este modo, tendríamos una coalición conformada por PSC, ERC y los llamados Comunes. Ya está, 68 escaños, mayoría absoluta, y ni siquiera se necesitaría a la CUP, que es algo así como el Bildu catalán, y no se nos olvide que Bildu fue, es, el socio preferente de la investidura de Sánchez.

Claro, esto, que parece tan fácil, tiene un obstáculo, la exclusión del segundo en liza, el Juntos de Puigdemont, que aporta siete decisivos votos a Pedro Sánchez en el Congreso, vamos en el tan odiado Madrid.

Busquemos otra opción: la suma de Juntos, la izquierda republicana, los Comunes (si los consideramos independentistas) y la CUP. Salen 65, ó 67 si incorporamos a la también separatista Alianza Catalana, de extrema derecha, vamos, lo que es el nacionalismo de toda la vida.

Tercera opción, que casi nadie maneja y casi todos ven inviable: la suma de PSC, PP Y Vox da 68. Mayoría absoluta. Tan absoluta como imposible. ¿Qué piensa realmente el PP de esta solución a la española?

Cuarta. La que desde las diez de la noche del domingo parece de libro pero que hasta la mañana del martes no fue mentada, por Feijóo, en este caso. Me refiero a una sencilla coalición del PSC con el prófugo, que no sé cómo va a dejar de serlo, pero va a dejar de serlo.

Y nos quedaría una quinta opción, que sería la suma de la primera y la cuarta aunque habría que descartarla si hacemos caso a la promesa de Aragonés según la cual su partido, la izquierda republicana de Cataluña pasa de manera inmisericorde a la oposición. ¿Oriol Junqueras opina lo mismo?

Da igual, o no da igual, pero sea cual sea la opción, y la cuarta es la que creo con más posibilidades, Illa no parece que vaya a ser presidente. ¿A qué tanta euforia, entonces? Igual es que el candidato de Sánchez no es Illa sino el prófugo.

Blog de Ángel Cuaresma

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