Varias asociaciones ecologistas y la Federación de Caza de Castilla y León muestran su rechazo al uso de veneno contra los topillos

Agronews Castilla y León

20 de enero de 2014

topillos

SEO/BirdLife, WWF España, SECEM, ACENVA, GREFA y la Federación de Caza de Castilla y León muestran su oposición al uso de veneno contra los topillos y denuncian que las consecuencias sanitarias y sobre las biodiversidad y el patrimonio cinegético de la región que supondría el reparto de ese tipo de productos serán responsabilidad de la administración regional.

Estas organizaciones ya alertaronde la compra de ‘forma preventiva’ en noviembre de 48 toneladas de grano envenenado por parte de la Junta (a las que acaban de añadirse otras 96 nuevas toneladas) a pesar de la no existencia de una plaga, denunciando también la existencia de importantes cantidades de veneno almacenadas por particulares y entidades locales en años anteriores que no han sido retiradas y que pueden volver a ser utilizadas en cualquier momento de forma indiscriminada e ilegal.

Resaltan que no se puede permitir el uso indiscriminado y sin control en el medio rural de potentes tóxicos rodenticidas, como la bromadiolona, porque produce graves daños ambientales y riesgos sanitarios. Entre ellos, envenenamiento masivo de especies cinegéticas, como liebres, palomas o perdices que, además, entran en la cadena de consumo humano. También señalan que puede producirse intoxicación de ganado ovino y mortalidad de otras numerosas especies, incluyendo algunas en peligro de extinción en la Comunidad Autónoma, como el milano real.

ONG y cazadores han pedido a la Consejera de Agricultura que deje de utilizar el tratamiento químico, ya que las poblaciones de topillos disminuyen por sí solas de forma natural a lo largo del invierno.

Las organizaciones también destacan el claro contraste entre el apoyo oficial a la alta inversión económica en veneno y el poco respaldo que se está dando a otras técnicas alternativas que están demostrando su utilidad, como el control biológico mediante la instalación de cajas-nido para rapaces, así como a la conservación de los hábitats lineales en medio agrario (incremento de anchura de linderas, creación y conservación de setos, mantenimiento de vegetación riparia, que mantiene poblaciones estables de predadores de roedores etc.). También es muy destacable el escaso apoyo a cambiar el manejo agrícola, en especial el de las alfalfas de regadío, como principal reservorio del topillo en las comarcas agrícolas de Castilla y León.



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