«España madura»

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España asiste impasible, callada, casi con alegría, diría yo, a un proceso de control de la sociedad que avanza de manera rápida pero no necesariamente letal mientras, no muy lejos, una parte de Europa parece reaccionar, bien es verdad que de manera diferentes por mucho que nos las quieran equiparar.

Sólo hace falta darse una vuelta por las calles de nuestras ciudades, Valladolid es un buen ejemplo, para darse cuenta de la vida que reina en ellas. Cuando es día laborable, porque la actividad lio impone y, cuando es fiesta o vísperas, porque el ocio nos aguarda, lo cierto es que todo invita a la fiesta, con perdón si esto suena a eslogan. La economía no parece ir mal y las cifras reales de empleo son aún mejores que las oficiales. Es verdad que esa alegría socioeconómica parece circunscribirse a los servicios, muy especialmente a la hostelería, toda vez que esa UE que vivía elecciones hace una semana y otros factores han acabado con nuestra industria, pero, claro, la hostelería es lo que se ve, lo que se toca, nunca mejor dicho.

Pero, mientras la sociedad festeja su real o aparente bonanza, al igual que hace no pocas décadas Venezuela, o Cuba en los años 50, el enemigo avanza no silenciosamente, sino con insolencia, con descaro, aprovechándose de esa España que no mira a sus vecinos, no necesariamente Francia, ni mucho menos, y prefiere no reaccionar.

Justicia y prensa, esta última quizá de manera merecida, son las dianas hacia las que apunta el gatillo de Pedro Sánchez. Han bastado, que no es poco, un par de decisiones judiciales y un revés electoral, repito, fuera de nuestras fronteras, para que el presidente reaccione, se ponga las pilas y diga, él sí, que se acabó la fiesta o que hasta aquí llegó la riada.

En menos de una semana hemos asistido al anuncio de que el Consejo General del Poder Judicial será un órgano politizado; hasta aquí, como venía siendo, la novedad es que será, o estará, politizado, sólo por un partido. Pocos días después, la Fiscalía General del Estado, repitan conmigo: “¿De quién depende la Fiscalía?”, ordenaba a los fiscales, ya veremos con qué éxito, decidir qué es delito y qué no.

Pero hay más, en el paquete iban varias advertencias a la Prensa, parece que al presidente le excitan especialmente los medios digitales, como si los medios fueran sólo digitales o tradicionales. Al rato de pronunciar esas advertencias, una juez ordenó la localización, no detención, de un periodista que, como todos, ejerce su profesión de manera pública, es decir, que no parece que sea tan difícil encontrarlo, salvo que se lo encargues a la UCO, claro. Y todo ello, las amenazas a los jueces, fiscales y periodistas, en medio de las quejas de jueces y fiscales y el regocijo, mátame camión, de los más granado de nuestra profesión, otrora de lado del más débil, de su propio público, hoy en primer tiempo de saludo.

Me alegra que las terrazas estén llenas, que rebosen; me alegra no encontrar una mesa libre para cenar los viernes y los sábados; pero no nos equivoquemos, esto no es mérito del Gobierno, de ninguno. La sociedad, la economía, van por un lado; la política, por otro. El día que converjan, será la tormenta perfecta. España madura. Y su presidente se ha hecho un ‘Maduro’ (lo entienden, ¿verdad?? y no hay quien se lo quite.

Blog de Ángel Cuaresma

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