Patatas Meléndez: «Hemos pasado de ser patateros a convertirnos en toda una industria»

Agronews Castilla y León

14 de noviembre de 2016

Es uno de los productos que hay que cuidar con esmero. Uno de esos cuya vida se prolonga incluso una vez extraídos de la propia tierra. Exige un tratamiento preciso y cuidado para que desemboque en un producto final de calidad para la vista y el gusto una vez que llega a las mesas de los hogares.

Un ejemplo, Patatas Meléndez, una de las empresas con más peso en el sector -no en vano tienen el 14 por ciento de la cuota de mercado– y que resume en una frase su labor empresarial: “Queremos mejorar el trato al producto en todas y cada una de sus fases”. Así lo explica Juan Manuel Coello, Jefe de Operaciones del negocio cuya planta está ubicada en la localidad vallisoletana de Medina del Campo.

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Agronews se ha desplazado hasta allí para conocer cómo es un día cualquiera en sus instalaciones que, por cierto, están a punto de ser ampliadas con una nueva nave de unos 10.000 metros cuadrados que permitirá dotar de mayor espacio y un seguimiento aún más minucioso a los cientos de miles de toneladas de patata que les llegan cada campaña. ¿Cómo? Gracias a la propia construcción del lugar a través de materiales aislantes de humedad, una mejor ventilación y un ahorro en sistemas de frío por los propios elementos constructivos.

Pero, sobre todo, el edificio, que espera comenzar a funcionar antes de finalizar el año, dará una mayor celeridad a todo el proceso de llegada de las patatas que, salvo algunas referencias, podrán pasar de jumbos a “Big Bag” sin necesidad de pasar por el trámite de almacenamiento en cajones de madera, reduciendo la cantidad de producto golpeado: “Aquí podremos tener un ‘colchón’ productivo y conservar en perfectas condiciones si fuese necesario cierta cantidad de patatas” Explica Coello. Pero no tendrán un gran stock, el ritmo no para y su conservación allí la cifran en un máximo de 7 a 10 días.

Una década de despegue

Ha pasado un decenio desde que Meléndez inaugurase la planta de más de 14.000 metros cuadrados, diez años que han repercutido en una demanda “in crescendo” y cuyas necesidades han obligado, no solo a ampliar en lo tangible a través de nuevos laboratorios, sino también en la cada vez más reclamada presencia virtual.

«La nueva web permitirá al usuario colgar su cuaderno de campo o conocer la trazabilidad de su patata»

Así, en 2017 esperan pulir los últimos detalles de un nuevo software empresarial que cubrirá los dos almacenes e inaugurará, a mayores, un nuevo servicio agronómico online: “Los clientes podrán entrar con un nombre de usuario y allí se les permitirá colgar su cuaderno de campo o conocer en tiempo real la trazabilidad de su cultivo” matiza Coello asegurando que son pioneros en estas acciones, ya que no es algo que esté muy visto en el sector.

Como tampoco se ve el proceso de elaboración y trabajo con el producto que realizan cada día empresas de un sector tan cotidiano como el patatero. Una profesionalización que se palpa en la propia plantilla, con un trabajo medido y establecido al milímetro. Desde la línea de sucio donde llegan todos los camiones y se analiza su calidad eliminando patatas cortadas, verdes o podridas hasta el área de laboratorios, donde trabajan hasta 15 técnicos y especialistas que realizan una selección de 20 a 25 kilogramos por camión llevando a cabo analíticas como los test de fritura.

EN TRES DATOS
  • La producción estimada de Patatas Meléndez es de 145.000 toneladas por campaña.
  • El 90 por ciento de la producción que entra va destinada a "Big Bag"
  • La nueva línea de lavados permite dotar de una capacidad productiva de hasta 70 toneladas a la hora.

De allí, la patata pasa a la zona de lavado para acabar en las ocho gigantescas tolbas que almacenan hasta 7.000 kilogramos de patatas cada una y que ayuda a no frenar la producción en cadena para que la docena de operarios -la mayoría, mujeres- que trabajan en selección hagan una nueva criba según la referencia solicitada: “Ahora estamos trabajando varias referencias pero nos adaptamos a todas las necesidades del cliente, haciendo desde marca propia a blanca, para freír o para cocer” puntualiza. Cada cajón le llega a un operario que posteriormente se encarga del embolsado en función del destino que tenga esa patata.

Rutina del ahora, del presente, pero sin perder de vista el futuro. La empresa ya tiene sobre la mesa nuevas ideas -la última, probar con el cultivo de boniato, cuya demanda está en auge- que ponen en marcha con la prueba como base para pulsar su funcionamiento y rendimiento en el mercado. Una apuesta por la innovación que va más allá de la visión de un negocio al uso tal y como concluye Coello: “Ya no pensamos como almacén , sino como industria; hemos pasado de ser patateros a convertirnos en lo que hoy somos a nivel industrial”. Una apuesta cuyo éxito parece haber ya germinado.



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