La revisión del Reglamento europeo de agricultura ecológica se ha estancado según la SEAE

Agronews Castilla y León

9 de diciembre de 2016

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La agricultura en Europa se enfrenta a una crisis en todos los ámbitos: desde la disminución de los medios de subsistencia de los agricultores y el éxodo de las zonas rurales hasta las contribuciones al cambio climático y el daño a la biodiversidad y la degradación de los suelos, aseguran desde la Sociedad Española de Agricultura Ecológica.

Mientras tanto en toda la Unión Europea (UE), los científicos y los consumidores están mostrando que la producción ecológica permite a los agricultores diseñar sistemas agrícolas más resistentes desde el punto de vista económico y medioambiental, lo que les permite reducir la dependencia de los insumos externos y promover el desarrollo -y no la degradación- de los recursos naturales de los que dependemos para la producción de alimentos. Al mismo tiempo, el crecimiento interanual de los productos ecológicos en la UE es del 6-7%, mucho más allá de cualquier otro segmento del mercado de alimentos y bebidas, y los consumidores citan regularmente las cuestiones medioambientales y las restricciones en el uso de plaguicidas sintéticos, como las principales razones para su elección.

La mejora continua es parte de la mentalidad ecológica y su movimiento da la bienvenida a iniciativas para ayudar a la agricultura ecológica y el desarrollo agroalimentario. Una revisión del Reglamento de Agricultura Ecológica (AE) existente podría mejorar el marco jurídico, para apoyar a los agricultores que quieren ser ecológicos; Garantizar una competencia leal y mejorar el funcionamiento del mercado único; hacer más sencilla y clara la aplicación de las normas y mantener el ya elevado nivel de confianza de los consumidores entre los ciudadanos de la UE. Hay propuestas positivas de las instituciones de la UE (Comisión, Consejo y Parlamento), como el establecimiento de criterios de rendimiento medioambiental para los comerciantes y transformadores y nuevos medios para aumentar la integridad en los controles y en las normas de importación que rigen los productos ecológicos.

Sin embargo, treinta y tres meses después de la propuesta inicial de la Comisión y doce meses desde el inicio de las negociaciones del trilogo, los aspectos innovadores ya han desaparecido de la mesa de negociaciones y no se vislumbra un desarrollo positivo de futuro, afirman desde SEAE en un comunicado de prensa. Lamentablemente, se ha dedicado mucho tiempo y energía a reescribir esencialmente las reglas propuestas para que coincidan con lo que ya existe. Además, algunos elementos importantes de la regulación actual están siendo cuestionados. Por ejemplo, se pone en entredicho la necesidad de una inspección anual de todos los operadores ecológicos, algo crucial para ayudar a los que aplican el reglamento a mantenerse en el buen camino y que al tiempo garantiza la confianza de los consumidores.

También ha habido retrocesos en comparación con las reglas actuales. Por ejemplo, los que rechazan expresamente el uso de sustancias químicas corren el riesgo de verse obligados a pagar por su presencia en el medio ambiente, muy difícil de evitar completamente cuando el 94% de la agricultura permite su uso. Además, en lugar de mejorar la aplicación de la regulación para las importaciones ecológicas procedentes del extranjero y apoyar el desarrollo de los mercados ecológicos en el exterior, la nueva propuesta se centra únicamente en el Reglamento de la UE – obligando a los pequeños agricultores de los países en desarrollo a cumplirlo, aunque haya sido desarrollado para el territorio de la UE. A pesar de la incertidumbre creada por la situación actual, los agricultores y los ciudadanos están eligiendo cada vez más lo ecológico. Para reforzar su impacto y cumplir los objetivos medioambientales y sociales que la UE ha fijado para la agricultura, lo que se necesita ahora es un marco jurídico que vaya más allá de la regulación actual y que apoye realmente su desarrollo.

Las negociaciones han llegado a un callejón sin salida. IFOAM UE pide a las instituciones de la UE que reflexionen sobre la mejor manera de proceder: detener el proceso o comenzar de nuevo sobre la base de la realidad cotidiana de los agricultores, los elaboradores y los ciudadanos



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