La raza merina y sus productos

Agronews Castilla y León

30 de mayo de 2022

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España es la cuna del Merino, el país donde se originó y desde donde salió a todo el mundo. La raza Merina ha sido en nuestra historia la raza ovina por excelencia. Desde la Edad Media hasta principios del siglo XIX, los reyes de Castilla y León primero, y después los de España, cuidaron y velaron por la conservación y desarrollo de una raza que, al producir la mejor lana del mundo, constituía una importantísima riqueza nacional. Así estaba castigada hasta con la pena de muerte la exportación de animales de la raza Merina.

Gracias a la raza Merina, en España, se llevó cabo, por primera vez en Europa, y por ende en el mundo, la primera selección genética hacia un objetivo concreto: la finura de la lana. En este proceso consiguieron reducir a una cuarta parte el diámetro de la fibra de lana y aumentar sustancialmente el peso del vellón. Todo ello en una raza rústica y resistente, capaz de realizar desplazamientos de 30 km diarios. De esta forma, se había conseguido en nuestro país la primera raza industrial que luego tendría una expansión mundial.

En la actualidad, a nivel nacional, la raza tiene presencia en muchas de las regiones españolas, aunque los núcleos de mayor concentración se encuentran en las Comunidades Autónomas de Extremadura, Andalucía, las dos Castillas y Aragón.

Para el consumidor, la carne de Merino tiene una imagen de producto natural, saludable y con exclusivas cualidades sensoriales debido al medio natural en el que se cría y la alimentación de que dispone, careciendo de riesgos sanitarios o de fraude en su producción.

Por su precio y la relación producto comprado/ producto consumible puede considerarse como “una carne de lujo”, lo cual, resalta la importancia de la calidad.

Pero sin duda, los criterios que mayoritariamente determinan que una carne de cordero sea considerada de mala o buena calidad son los que tienen que ver con sus características sensoriales, es decir, con la satisfacción que provoca su consumo. En particular, la carne procedente de corderos Merinos ligeros, más jóvenes, caracterizados por una alimentación basada en cereales y paja tras ser destetados de sus madres, es considerada por ser de mejor calidad organoléptica, más tierna, más jugosa, más suave, con un sabor menos intenso, con menor grado de engrasamiento y un color más claro. En cualquier caso, la pureza de la raza Merina garantiza la mejor carne para cocinar, ya sea a la plancha, a la brasa o a la barbacoa, debido no solo a la forma natural de producirse, sino también a su combinación ideal entre grasa y carne, que le atribuye una agradable e inigualable textura, terneza, buqué y sabor.

La lana Merina sigue considerándose hoy día, como la “Reina de las Fibras”, puesto que sus propiedades naturales y sus aptitudes, a pesar de los intentos hechos por el hombre, no han podido ser igualadas. Considerada una “Obra Maestra de la Naturaleza”, la ciencia no ha podido producir otra fibra que posea sus propiedades naturales.

El queso o torta de oveja Merina es un producto tan exquisito que para la fabricación de un kilogramo es necesaria la producción de 15 ovejas.

El trabajo de selección y mejora de la raza que llevan a cabo las ganaderías de la Asociación, se pone a disposición del sector ovino a través de la celebración de Subastas.

Cada año, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publica el calendario Oficial de Certámenes Ganaderos, dentro de los cuales, se celebran las Subastas Oficiales de animales selectos de razas puras.

Gracias a las Subastas Oficiales, el resto del sector ovino, tanto ganaderos como cooperativas, pueden acceder a la alta genética, comprando animales selectos que les permiten mejorar sus ganaderías y las de sus asociados



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