Hace unos meses celebraron diez años de existencia como entidad. Pero son muchos más los que llevan de compromiso con el Medio Ambiente y velando para que la biodiversidad en campos como los de Castilla y León siga existiendo. Acenva, Asociación para la Conservación y Estudio de la Naturaleza de Valladolid, se ha sentado a charlar con Agronews sobre asuntos que, sin duda, generan debate y posturas muy diferentes en el sector primario.
Su apuesta, el mantenimiento de las especies en su radio de actuación. Muchas de las cuales pasan a diario frente a nuestros ojos: “En Valladolid hay un corredor ecológico en las riberas del Pisuerga, del Esgueva y en los parques donde, a simple vista y entendiendo un poco sobre el tema, se pueden distinguir hasta una docena de especies diferentes de aves”explica Jesús Colás, presidente de la organización. Al cabo del año, explica, podrían contabilizarse entre aves migratorias, estivales, invernantes y autóctonas casi un centenar de especies distintas.
La solución: Cajas nido con aves predadoras
Una riqueza que favorece a la biodiversidad y que, también, se traslada al propio sector primario, pues la mayor parte de ellas son depredadoras de insectos y, tal y como recalca Acenva, pueden convertirse en una solución eficaz al control de plagas, sobre todo aquellas que llegan de forma aérea y afectan directamente a los cultivos como el mosquito del trigo o el avispón asiático para las abejas mieleraas. En ese sentido, la colocación de cajas nido en las que puedan habitar especies como cernícalos o mochuelos comunes se convierten, según defienden, en una alternativa eficaz al uso de productos como los plaguicidas.
En ese sentido,Colás considera que el control biológico se está teniendo “más en cuenta” por parte de organismos como la Junta de Castilla y León con respecto al uso de productos como la bromadiolona-en la actualidad prohibido-. Aún así, piden que se realicen controles exhaustivos y continuos para facilitar que las explotaciones puedan deshacerse de ellos, para evitar el daño no solo a aves predadoras: “Hay estudios del CSIC que ya observan que quizá no afecten en un primer estadío a las aves predadoras pero sí las produce un efecto acumulativo que acaba con ellas o con otras especies como las avutardas”.
A finales del pasado año más de una docena de asociaciones se coordinaron para exigir a las Consejerías de Agricultura y Medio Ambiente que frenasen la permisividad con plaguicidas y rodenticidas ya que, según aseveran no solo generan rechazo en las asociaciones ecologistas “ sino también en agricultores, cazadores, alcaldes y empresarios de turismo de naturaleza”.
«Muchos agricultores dicen que han optado por no echar veneno a sus tierras. Los pocos resultados les echan para atrás»
El uso de estos productos que intentan frenar la expansión de roedores como los topillos queda en papel mojado según Colás, ya que éstos van a continuar existiendo y, por contra, está haciendo bajar censos como los del Milano real que está catalogada en peligro de extinción. ¿A cambio? Optan por medidas biológicas: “Muchos agricultores me han dicho que ni siquiera echan el veneno, el trámite y los pocos resultados les echan para atrás. Los topillos y otros ratones han llegado para quedarse” sentencia.
Más flexible se muestra con el control del lobo donde aboga por un diálogo con todos los agentes afectados, si bien reconoce que “no se puede en este momento hacer nada” respecto a las órdenes o batidas de cánidos: “La ley es la que es y no nos podemos meter en aquello que está regulado”.
«La quema de rastrojo baja el Ph de la propia tierra y afecta al cultivo y a los seres vivos del entorno»
Otra regulación más reciente -o excepción a la norma- es la dictada por la Junta que autorizaba así la quema controlada de parcelas agrícolas en hasta un 25 por ciento del total, medida que se puso en marcha a finales de 2016. Ellos siguen sin verla, es más, la consideran “ineficaz” ya que, a su juicio, en el momento en que se quema esa zona, baja el Ph del suelo y afecta a los mamíferos y carnívoros de la zona, o peor: “En 2013 incluso se quemaron zonas de monte público. No es útil esa medida y lo dicen los propios agricultores, que son quienes más saben del lugar en el que están, más que los que viven en la capital o lo deciden”.
Talante y diálogo mirando hacia adelante
De cara al futuro, Acenva sí cree que hay más conciencia sobre el respeto a la biodiversidad pero considera que falta «implicación» para que la gente joven tome partido por la defensa del Medio Ambiente. Las administraciones, por su parte, esperan que hagan lo propio y desarrollen programas formativos de educación ambiental. Y respecto a los temas peliagudos: «diálogo» apostando por el talante y el cambio de las cosas desde el razonamiento y la conversación pausada en lugar del ruido que, algunas veces, flaco favor hace.
