A un día del sorteo de la Lotería Nacional todo son deseos para que toque el Gordo. Para los agricultores de Langayo, su mayor premio sería que les reformen sus caminos agrícolas. Por ello han juntado ambas esperanzas y se han presentado en la puerta de la Consejería de Agricultura con un gigantesco décimo de Lotería junto al número no agraciado: el 22.128, cifra que representa el 22 de diciembre de 2008, fecha en la que se destinó por primera vez un presupuesto para las obras de los caminos y que, a día de hoy, todavía no se han llevado a cabo.
Bajo el lema “Consejera, no nos lleves por malos caminos. Este año ya toca” los trabajadores, los mismos que hace unas semanas solicitaron con una pancarta natural gigante esa reforma, han pedido que después de siete años de promesas, éstas se hagan realidad: “Era un derecho que todos los agricultores teníamos una vez realizada la concentración parcelaria” explica Lino Rodríguez, presidente de ASAJA Valladolid organización que ha apoyado las reivindicaciones realizadas esta mañana en la institución.
Daños en el medio ambiente por las «no obras»
La Junta presupuestó más de un millón de euros en este 2015 dirigidos al arreglo de caminos rurales pero, según consideran, desde entonces pocas piedras se han movido, sino que más bien se les han puesto en el camino: “Nos preguntamos dónde está ese dinero y por qué a la Sociedad de Langayo no se les ha dado una respuesta”. Es más, aseguran que al no acometerse esas obras, se están produciendo daños en el medio ambiente y de “falta de competitividad” debida a la falta de comunicación entre los terrenos y vías.
Los caminos rurales son , a juicio de ASAJA Valladolid, un «arma» para la conservación ambiental, un refugio para la fauna y un cortafuego natural en caso de incendio. Por ello esperan que con acciones como éstas se hagan visibles sus peticiones: «Queremos que lo que se presupueste en las Cortes se haga patente» exige Rodríguez. La suerte está echada.
