La «sinfederación»

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La máxima según la cual nunca llueve a gusto de todos es de obligado cumplimiento cuando las precipitaciones llegan en Semana Santa, en puentes vacacionales y, en general, en el entorno horario y espacial de los grandes acontecimientos sociales y festivos. Pero, no se nos olvide, hay otros momentos en los que no sólo no llueve a gusto de todos, sino que esas lluvias, por otra parte anheladas, perturban, más que ayudan, a los campos y al ganado que con anta ansia suele reclamar el líquido elemento.

Algo así ha sucedido, y no es nuevo, ni de lejos, con las precipitaciones de los últimos días del año pasado y la primera quincena del mes en curso: en este plazo de tiempo, dicen, ha llovido un veinte por ciento del supuesto global estadístico y ello se ha traducido en desbordamientos, inundaciones y algún que otro daño en animales y bienes materiales, incluyendo en tal taxonomía las tierras de labor.

Creo que todos somos conscientes de que la meteorología, la hidrografía y compendios similares no son ciencias exactas pero, después de llevar décadas defendiendo, y creo que con razón, la necesidad de regular los siempre rebeldes cauces de las aguas, parece que dar con la fórmula es más difícil de lo que parece. Aunque los organismos de cuenca, dado el espíritu libre de la naturaleza, no coinciden, ni con las provincias, ni con las regiones, ni con las comunidades autónomas, en el caso de Castilla y León la Reina Madre de la regulación de los ríos es la Confederación Hidrográfica del Duero, a cuyo frente el Ministerio coloca a un político, a un técnico o a un politécnico, en función de la oportunidad de cada momento.

Éste, sea el que sea y provenga de la ideología de la que provenga, puede tener un perfil bajo, mediático, discreto, viajero, de despacho… y, además, se supone que ha de estar en todo momento aconsejado en sus decisiones, delicadas y trascendentes, por un completo y competente equipo técnico de ingenieros.

Y aquí es donde uno no sabe qué es más difícil domar, reconducir o lidiar, si a la rebelde naturaleza o a los levantiscos asesores que se han hecho fuertes en su poblado y no hay presidente ni gobierno que los encauce, caso de que hubiera que hacerlo, por supuesto.

Sé que no es tan sencillo, insisto en que no estamos ante ciencias exactas, pero la Delegación Territorial de la Junta en Zamora, la UCCL, alcaldes de municipios de Valladolid, agricultores y ganaderos, por no citar, claro está, al grupo mayoritario en la oposición autonómica, el PSOE, han criticado estos días lo que consideran tardanza en los avisos, desembalses sin previa comunicación, falta de inversiones…,  cuestiones, algunas, a las que ya ha contestado un organismo al que, en el sector, ya se llama la ‘Sinfederación’.

Blog de Ángel Cuaresma

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