La no candidatura

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Mucho se ha escrito, no tanto hablado, estos días sobre la no candidatura, o candidatura fallida, de la ministra de nuestro sector, Isabel García Tejerina, al Congreso por su provincia, Valladolid. Si son ávidos lectores de la información y opinión políticas, habrán visto interpretaciones de todo tipo, la más socorrida de ellas la que vincula la decisión de Cospedal, o de Rajoy, como prefieran, a un supuesto distanciamiento del presidente del Gobierno central y del partido con su homólogo regional, Juan Vicente Herrera.

Esta teoría, de ser cierta, uniría este distanciamiento al reciente nombramiento de Fernando Martínez Maíllo como número tres (es un decir) del PP nacional y, a su vez, con la decisión de Herrera de situar a la también zamorana Rosa Valdeón en la Vicepresidencia de la Junta y, por tanto, teórica número uno en la hipotética carrera a una no menos hipotética sucesión. Bueno, a lo mejor no tan hipotética pero quizá no tan inmediata como algunos quisieran.

Sin embargo, yo creo que todo es mucho más sencillo. Igual ello se reduce al desprecio que los partidos políticos sienten, y el PP no es una excepción, a todo lo que no sea Madrid, Barcelona, alguna provincia vascongada y poco más. Ya no es que no les preocupen los ciudadanos, con sus problemas e inquietudes, de estas pocas circunscripciones, es que creen que las Elecciones (que es lo que de verdad les pirra) se ganan sólo en esto que ahora llaman territorios.

Con esta mochila al hombro, sacar a García Tejerina  de la lista de Valladolid en beneficio de la madrileña sería algo así como decir: “Es igual, los que importan son los votos de Madrid”. Pues bien, independientemente de que sea cierto que, por mor del mecanismo electoral, los votos no valen igual en una u otra provincia, a los políticos, en este caso del PP, se les olvida la vieja tesis de la lluvia fina, acuñada, por cierto  por algunos de ellos. El teorema es muy simple: los diputados no se pierden en una sola provincia, se pierden poco menos que de 40 ó 50 en 40 ó 50; de este modo, si se pierde un escaño en Valladolid, se pierde también, casi seguro, es provincias ideológicamente dispares, sean éstas de mayoría popular, socialista o levantiscas.

Estoy convencido de que, ni Isabel les iba a dar el tercer diputado, ni Tomás Burgos se lo va a quitar; con toda seguridad, pesarán más otros factores, pero me molesta, nos molesta, el desprecio que en Madrid se tiene a todo lo que está más allá de las antecitadas provincias.

Blog de Ángel Cuaresma

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